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viernes, 30 de octubre de 2015

¿Éxito? El Dorado

El Dorado


Éxito deportivo, económico, social, profesional, etc, y el ansiado reconocimiento. Este es el dorado de nuestra sociedad. Igual que en la leyenda, nos llegan historias de éxito, películas, documentales, noticias, una innumerable cantidad de libros, y una cantidad más innumerable de frases sobre el éxito. Y nos lanzamos cual conquistadores en su búsqueda.


¿Cómo lo conquisto?

Pues no lo sé. Lo siento, no podré darte la fórmula mágica que te haga tener ese éxito que quieres. Y es la clave, ¿qué éxito quieres?¿qué quieres conseguir?¿qué es para ti el éxito?. Como coach, trabajo con mi cliente la definición de ese éxito. Pues lo importante es saber a donde se va, para poder diseñar un plan de acción.

Durante las sesiones de coaching son muchos los clientes que llegan a un punto en el que se frenan y les cuesta avanzar. Esto es debido a sentimientos de frustración, de impotencia, o de no saber como conseguir el objetivo. De repente ese "éxito", ese "dorado", que tanto te dice la sociedad que hay que conseguir, se percibe difícil de alcanzar. ¿Cómo alcanzar algo que es tan "grande"?. Y es aquí por lo que he llamado al "éxito" "El Dorado". Por que se ha idealizado, deformándose en algo propio de iluminados, personas con dones, y de unos pocos. Podemos estar de acuerdo que para conseguir determinado éxito hay que tener determinadas cualidades, o adquirirlas. Es por esto que es importante definir qué éxito se quiere conseguir, cuales son los recursos propios, y cuáles se necesitan desarrollar.

Esta idealización del "éxito" provoca en la persona, en ocasiones, el deseo de abandonar, pues su referente son unos tales Bill Gates, Steve Jobs, Cristiano Ronaldo o Messi. Claro, ante esos referentes, y la idolatría de esas figuras en la que vivimos, la autoconfianza de la persona se puede ver afectada. Dudando de sus propias posibilidades de alcanzar lo que desea.

Ante esta situación es necesario trabajar en la autoconfianza de la persona. Esto se realiza mediante preguntas que le hagan tomar conciencia, y una serie de ejercicios. Uno de estos ejercicios, simple, y que te propongo que hagas, es enumerar situaciones propias de éxito del día a día. Es decir, esos éxitos a los que no les prestamos atención, ni valoramos, ya que forman parte de nuestra existencia en la vida, y supervivencia . Ya sean pasadas, y que se estén llevando a cabo en el momento actual. Y describir qué recursos, actitudes, cualidades, te ayudaron, o te ayudan, a conseguir esos logros.

Cuando crees que el éxito está lejos, es difícil de alcanzar, es propio de unos poco, es conveniente que recuerdes éxitos tales como: superar la crisis sin perder el trabajo, encontrar un buen trabajo en plena crisis, superar una grave enfermedad, resolver algún importante tema familiar, haber sabido dar respuesta a las necesidades de tus hijos, haber realizado esa conferencia que te aterraba, haber estudiado mientras trabajabas, etc, etc, etc. Como especie, tu éxito ya está presente al estar vivo, pues sobrevivir es el primer propósito de vida.

Así que enumera todos esos logros, esos éxitos. Siéntete orgulloso/a de ellos, y describe qué cualidades o recursos te han ayudado a conseguirlos. Después de esto ya no podrás decir que no conoces el éxito. Ya no tendrás que buscar el dorado, tan solo ir a por otro éxito más en tu vida.

Y por cierto, ¿qué mejor reconocimiento que el que tú te des?.

Esta reflexión la hago porque hoy mismo he tenido que aplicármelo a mí mismo. No se si conseguiré ese "Dorado", pero en mi vida he logrado innumerables pepitas de oro. Sigamos  viviendo.

Como siempre, gracias por visitarme y compartir tu tiempo. Y te dejo esta canción de Revolver. "El Dorado"





martes, 13 de octubre de 2015

Mi "efecto Pigmalión"

Mi “efecto Pigmalión”



Seguro que a estas alturas donde internet se ha convertido en un océano de frases motivadoras y blogs de desarrollo personal, ya sabes lo que es el efecto Pigmalión, o teoría de la profecía autorrealizada (estudiada por Rosenthal y Jacobson). Si no conoces en qué consiste el efecto Pigmalión, y su estudio en las aulas, te invito a que visites esta entrada “Efecto Pigmalión” (http://www.coanco.es/creer-para-ver-el-efecto-pigmalion/). En resumen, explica cómo la creencia que tiene una persona puede influir en el rendimiento de otra persona.



Te voy a contar mi particular efecto Pigmalión, mi profecía autocumplida. Si te interesa, claro.

Tengo 37 años, he estudiado una carrera universitaria, he estudiado masters, varias formaciones profesionales como experto, he estudiado idiomas, etc. Y he desarrollado, y desarrollo, una vida normal como cualquier otra persona. Sin embargo, desde muy pequeño destacaba negativamente en mi aprendizaje.

Hasta hace unos meses evitaba leer en voz alta, ya que parecía tartamudo (leía sílaba a sílaba) y me confundía de líneas (Con PNL esto lo he solucionado). Leyendo en silencio soy algo lento. Por muchos libros de ortografía, y reglas nemotécnicas, sigo teniendo faltas de ortografía. Desde siempre me ha costado identificar la izquierda y la derecha, hasta parecer que no sabía cuál es cuál (con lo que conseguir el práctico del carnet de conducir fue toda una aventura mental). Incluso el cálculo se vuelve una actividad complicada, hasta el punto que mejor no reviso el cambio al pagar.

Con este panorama ya te puedes imaginar lo que tuve que escuchar durante mi etapa escolar, y cómo me sentía. Además, eran los 80´s. Época en la que hacía relativamente hacía poco que se había abandonado el lema “la letra con sangre entra”, por lo que a nivel pedagógico había mucho que recorrer aún.

“Torpe, no sabes leer, es que no lees en casa, es que no te enteras, mira a tus compañeros, tienes muy poca madurez en la escritura, con tantas faltas no te puedo aprobar, escribe 100 veces esa palabra (hoy en día sigo escribiéndola mal en ocasiones), hay que ser más rápido escribiendo, a tu edad y no sabes leer, mejor déjalo y que siga otro, y un largo etc”

Las anteriores construcciones verbales son una muestra de las lindezas pronunciadas por docentes tanto en la escuela, como en el instituto.

Cuando durante toda tu vida te han marcado con estas etiquetas, que incluso tus propios compañeros se encargaban de recordártelas, te las crees. No solo te las crees, sino que pasan a formar parte de tu identidad, pues para los demás es lo que te identifica. Por lo que siempre me he sentido torpe, poco hábil, me ocultaba para no leer en público y nunca he querido hacer las cuentas de nada. Y me ha perseguido un sentimiento de vergüenza e inferioridad durante mucho tiempo. Todo esto con el trabajo personal de estos últimos años ha cambiado o ha mejorado.

En este punto ya puedes apreciar cómo actúa el efecto Pigmalión. Si vuelcas tus creencias sobre una persona, esta puede terminar comportándose a razón de esa creencia. Y sobre todo en esas edades tan tempranas.

Sí, has leído bien, he dicho “puede comportarse a razón de esa creencia”. Es la creencia del primero, no tiene que ser cierta. Es su percepción del mundo. En mi caso, esas creencias que volcaban en mí, las que volcaban en un niño, eran sus percepciones. Sus mapas mentales. No era real. Y te diré por qué. Hace unos días descubrí que tengo “Lateralidad Cruzada”.

La lateralidad cruzada básicamente consiste en por ejemplo, como es mi caso, ser diestro de mano y pie, pero predomina ojo y oído izquierdos. Esto suele ser sinónimo de dificultades en el aprendizaje, sobretodo en la lectura y la escritura.

Algunas de las consecuencias de tener lateralidad cruzada son:

· Dificultad en la automatización de la lectura, la escritura o el cálculo.
· Lee muy lento y con pausas. Se pierde a menudo. Falta de ritmo.
· Torpeza psicomotriz. Confusión para situarse a derecha o izquierda a partir del eje medio corporal.
· Desmotivación. Escaso o nulo interés en algunas actividades.
· Baja autoestima

(Si quieres saber más sobre la lateralidad cruzada te aconsejo este enlace http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/trastornosenelambitoescolar/queeslalateralidadcruzada/)
¿Te recuerdan estos puntos en algo a las lindas frases que me decían y cómo me sentía?

Este es mi propio efecto Pigmalión. Como las consecuencias de mi neuro-biología son interpretadas bajo un mapa mental, en lugar de ser investigadas, para después volcar creencias. Y de esta forma condicionar la vida de otra persona.

Sin embargo, no todo va a ser negativo. La profecía autocumplida también se da en positivo.

Me siento afortunado porque siempre he crecido alrededor de personas que me querían muchísimo (no solo padres) y que veían en mí cosas positivas. Y, que llegara a superar todos esos inconvenientes de aprendizaje tan solo se explica porque tenía quien me decía: “ tú puedes, inténtalo, que gran fuerza de voluntad tienes, eres inteligente, eres un luchador, eres un cabezón, no paras hasta que lo consigues, me siento orgullosa de ti, me sorprendes, si lo decides lo haces, …”.

Es por esto que quiero terminar con un mensaje positivo. Ya que tienes que creer algo de alguien, que sea positivo.

Gracias por visitarme y leerme. Espero que estas palabras te puedan servir para algo, a mí ya lo ha hecho.